jueves, 29 de marzo de 2012

La banda siguió tocando




Gelsenkirchen, Alemania. El Athletic de Bilbao pierde y se está quedando afuera en cuartos de final contra el local, Schalke 04. Sólo un gol puede salvar la debacle de los de Bielsa. Minuto 92 del partido. Susaeta corre por la banda y supera a todos sus marcadores. Tira un centro atrás, conecta Iker Muniain y la pelota ingresa al arco. Todo red y delirio. 
El pequeño corre hacia al banco y se abraza con sus compañeros. Bielsa, como nunca, descarga en su puño y en un grito de gol la tensión vivida durante todo el partido.


Esperen. Ahora estoy viendo el marcador. Athletic, de visitante en Alemania, en el partido de ida de cuartos de final de la UEFA League, ya iba adelante en el marcador. El gol de Muniain pone el sello: 4 a 2. Y el árbitro pita el final.


Este motor incansable sólo se explica por el perfecto engranaje que conforman cada una de las piezas de los equipos de Bielsa. Los valores de hidalguía y coraje deportivo que inculca el técnico; la fortaleza física de la mano del Profe Luis Bonini; los conceptos de la sombra inseparable de El Loco, el gran Claudio Vivas. Y la tenacidad mental de unos jugadores que no conciben otro resultado más allá de la victoria y estar siempre en el frente de batalla.


Bielsa no se equivocó. Raúl es uno de los mejores jugadores de la historia. El Ángel de Madrid anotó dos veces haciendo gala de toda su clase y perseverancia. Pero los Leones batallaron desde le minuto cero y, aún con un resultado favorable pensando en el partido de vuelta, fueron siempre por más. Llorente, en dos oportunidades, y luego de Marcos y Muniain sellaron una victoria importantísima para el Athletic de Bilbao.


Claro está, falta el partido de vuelta. Y, luego, si las cosas marchan bien, faltarán otras tres finales hacia la coronación. Pero el fútbol ya ganó

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